BOSCOS: EL CINCUENTENARIO DE UN CAMPEONATOQUE FUE ESTRELLATO.
A las 13,45 horas del mediodía dominical del día 10 de mayo de 1970, al finalizar el partido de balonmano entre los equipos Boscos (de la Asociación de AA.AA. Salesianos de Pamplona) y el catalán Roca Gavá, disputado en el Ruiz de Alda, quedó proclamado Campeón de España de 2ª División el equipo local, que junto a laFederación Navarra habían sido anfitriones de la Fase Final jugada entre los días 7 al 10 por ocho conjuntos divididos en dos grupos. Academia Octavio de Vigo, Vizcaya Club de Bilbao, Chamartín de Madrid y Boscos, de casa, por un lado y el alicantino JuventudPetrel, Pepsi Sansofé de Las Palmas, Afha de Granada y Roca Gavá. 24-14 fue el resultado definitivo. Boscos sucedió en el palmarés al Don Bosco de la Ciudad Laboral de Rentería.
Al año siguiente fue campeón el equipo canario y también, con posterioridad, Roca Gavá alcanzaría el título en esta misma categoría… Anaitasuna ya lo había sido y San Antonio lo fue en Primera, en la escalada de su cortada supremacía. Sin mayores profundidades históricas para análisis balonmanistas, donde el sabor general navarro ha ofrecido más delicias que amargores, habiendo conocido también estos, la fecha y gesta de andar por la casa y causa de Boscos, no va más allá del inventario glorioso salesiano, con una modestia y posibilidades elevada a cimas insospechadas e insuperables.
A los amarillos (vestimenta tradicional vaticana correspondiente a su bandera, con pantalón blanco, desde su fundación) el título les dio opción al ascenso y a jugar dos temporadas en Primera División. Fue la gran hazaña alcanzada en cuarenta y tres años de funcionamiento, aparte títulos provinciales, incluso en juveniles, cantera del internado salesiano de donde se proveyó para nutrir el primer equipo, que en las siguientes campañas nacionales no fichó a nadie del exterior y con su plantilla campeona aguantó lo que las capacidades ajenas le permitieron. Quinto puesto el primer año, donde se suele ser el equipo revelación y penúltimo con descenso en 1971-72. El acceso a la finalísima del campeonato se había producido en Tafalla, donde del 9 al 12 de abril se jugó la fase clasificatoria entre campeones provinciales, contendiendo en un grupo Estrella del Norte de Logroño, Elida de Tarragona y Boscos de Pamplona, y en otro, Vitoria, Atlético Burgalés y Ayete de San Sebastián, que disputó y perdió (12-15) la continuidad deportiva.
El repaso a la nómina de conjuntos desaparecidos, a este nivel de amateurismo, incluso al encopetado de un profesionalismo ajustado a presupuestos, no viene al caso y asombraría el sinnúmero de desafecciones deportivas en continuidad, por unas u otras causas. El devenir de estos equipos acogidos a paraguas de arropamiento por grupos sociales de variada índole y predicada limitación para niveles que escapan a realidades internas, parece ser norma de obligado cumplimiento. Quienes eluden y arriesgan sus propias posibilidades acaban con sopapos de la lógica, pendiendo de subvenciones, arabescos y huidas adelante. Valentías directivas sostenidas sobre terrenos arenosos, que no se sostienen y hacen valorar los ajustes y sueños de modestos que alcanzaron la gloria y llevaron a recuerdos y vitrinas sus éxitos, sin dejarse despeinar por la voracidad y un fervor, sin hervor, habida cuenta del respaldo en su torno, interno y hasta externo.
Boscos caminó por esa senda de actividad, como nutriente y fruto de una Asociación que supo aunar el mayor celo para una disciplina que le dio lustre, aunque a la postre su languidecimiento fuera atroz, hasta el punto de que en sus archivos no existe la menor documentación del rico historial que se labró. Precisamente el último material que se expurgó fueron las actas de los partidos de los dos años de Primera División. Criterios dudosos, limpiezas tan a fondo que dejaron ver el fondo del escarnio, custodias sin la menor seguridad existencial. Un particular recogió para sí parte de la historia documental de Boscos y cuando quiso ampliar el foco investigador de la especialidad, topó con las carencias informativas generales de la primera época, allá por 1956 y sucesivos años.
Del primer Campeonato Navarro, con Amistad, Anaitasuna, Irrintzi, Medicina, Ruiz de Alda, San Antonio, S.E.U. y Txalaparta solamente fue posible rescatar nueve tanteos y el nombre del Campeón: Anaitasuna. En la segunda temporada se fusionaron S.E.U. y Medicina y se incorporaron Alegría de Iruña, Boscos, Derecho,Gaztedi y S.E.U. Peritos. Hubo dos grupos. En uno se capturaron nueve resultados y en el otro once, ganando Irrintzi. La tercera temporada tuvo limpia de conjuntos quedando Anaitasuna (ganador) Boscos, Irrintzi, San Antonio, S.E.U. Peritos y Txalaparta. Tres tanteos finales y la clasificación de la primera vuelta es lo único rescatado en las hemerotecas. El inicio de la década de los sesenta fue prolífica en títulos para Boscos, con tres entorchados seguidos y un cuarto hurtado por surrealista sanción de puntos (1963-64) que se lo llevó el Vulcano por curiosas historias a no citar ahora). Por reestructuración de competiciones, en 1963 se jugó una Fase de ocho Campeones nacionales, la máxima altura en la disputa de aquellos tiempos, donde figuró Boscos y se enfrentó en un mítico partido al Atlético de Madrid, en el ya derruido patio interior de baldosas de Salesianos. Esta competición sería el germen de la actual División de Honor. Anteriormente, como vigente Campeón Navarro, el Anaitasuna ya había ventilado eliminatorias finales en Murcia y en Bilbao, donde fue vencedor. De las primeras Ligas se ignora el nombre del subcampeón y las reseñas periodísticas eran escasas e inconexas de continuidad. Inquiridos datos de aquellos equipos participantes, ninguno respondió con documentación. Los Delegados del momento no fueron capaces de dar con restos oportunos y solamente pesquisas personales lograron deducir que en una bajera de Azpilagaña, un peso pesado de equipo fundacional custodiaba legajos. Pero sobrevinieron ciclones deportivos y otra serie de adversidades de calado que rebajaron la moral del supuesto custodiador y de su equipo, ya sin sede social oficial, a quienes les quedaron escaso ánimo investigador para colaborar en el rescate informativo de los primeros años balonmanistas caseros. En los fondos de la Federación Navarra el asombro es mayor porque la mitad de la historia documental se esfumó, incluso algún directivo de turno, con nulo rigor archivero, llegó a repartir a equipos, fichas y fotos ,destrozando la historia federativa. Solamente existe información a partir de 1980. Todo lo anterior, argumentan, se destruyó por causa de una avería de agua suscitada en una lonja de la Chantrea. No hay más explicaciones, ni se pregunta si en la anterior Casa de Federaciones (de antiguo nombre oficial Hogar del Estudiante, sede del Sindicato Español Universitario, un chalet de una planta) no había sitio para archivos históricos, ni si la Federación disponía de fondos y por qué para alquilar dependencias ajenas .Misterios aparte, el meollo de esta irrupción comunicadora recae y recrea un hecho histórico, grabado a fuego deportivo en los anales salesianos y bosquistas. A sumarlo a brillantes golpes de efecto dados en su momento por Anaitasuna, en años fundacionales y actuales, Beti Onak villavés que alcanzó dos ascensos a División de Honor y San Antonio que tocó la cima absoluta europea y nacional con más velocidad con la que llegó a hacerlo en las parcelas domésticas. Patrocinios tan de fuste como efímeros no consolidaron el desbordante meteoro. Honor a concretos deportistas campeones que con su pasión, afición y disposición hicieron vibrar estructuras sencillas con logros que no se pueden guardar en simples redecillas porque el capazo de méritos requiere argollas para colgar y cultivar en el recuerdo perenne, hazañas que ya son historia por derecho propio.(En las fotos, pose de Boscos plantilla campeona tras recoger sus credenciales. El abanderado Urtasun con Labayen Garde, Ezquerro, Urdániz, Iragui, Villanueva y el entrenador Alfonso Gámez. Agachados, Berruezo, Zabalza, Eugui, Oroz, Ciáurriz yMarco. El 1 de junio de 2015, a los cuarenta y cinco años de la efemérides, anticipándose a las cortapisas de reunión, por el coronaviris, el elenco rememoró el éxtasis de aquella jornada. Fallaron Garde y Marco y por fallecimiento Gámez,( 30.12.2006)
José Luis Orduna