Colaboraciones (1): Fernando García Sánchez

4 enero 2021

REDISEÑO: REDESCUBRIR NUESTRO COMPROMISO

Rediseñar las presencias salesianas de nuestra inspectoría es una propuesta que recibimos, tanto del Rector Mayor emérito Don Pascual Chávez, como del actual Don Ángel Fernández Artime. Se nos pide que tengamos la lucidez, la valentía y el coraje necesario, para rediseñar inspectorial y localmente nuestra presencia y así responder a lo que Dios nos está pidiendo, en este momento, como salesianos.

El primer rediseño empieza por cada persona. Cada uno tenemos que redescubrir nuestra vocación, nuestro compromiso institucional con esta gran Familia Salesiana: nuestra vocación religiosa, nuestra vocación en un grupo de la Familia Salesiana o nuestro compromiso como educador, profesor, animador… porque sentimos que, en un momento dado, esta manera de educar y de relacionarnos con los jóvenes; esta manera de  proponer el Evangelio ha calado en lo que cada uno de nosotros somos.

Pero evidentemente, el rediseño tiene también unas consecuencias organizativas y estructurales. Tenemos que repensar nuestras casas, nuestras presencias, para que sigan siendo significativas. Tenemos una tradición pedagógica y espiritual que es un tesoro que debemos custodiar, pero la fidelidad a Don Bosco nos exige mirar la realidad de hoy, del aquí y del ahora, con la lucidez de quien sabe discernir cómo hay que vivir en este momento el Sistema Preventivo.

La historia de Don Bosco nos enseña cómo él fue capaz de ir adaptándose a las cambiantes situaciones de su tiempo para buscar las mejores respuestas a ese sueño de crear un gran movimiento de personas comprometido con el bien de la juventud. Las estructuras no pueden ser camisas de fuerza rígidas, sino que tienen que ser capaces de cambiar para poder responder hoy a las intuiciones originales de nuestro carisma.

En cada casa estamos llamados a realizar este proceso, que es un auténtico discernimiento que nos ayudará a mirar a la realidad y a descubrir cómo podemos dar las mejores respuestas a lo que Dios no está pidiendo como Familia Salesiana. Esta actitud es fundamental para que cualquier rediseño que realicemos de nuestras presencias, se haga desde la serenidad y la búsqueda de lo que Dios nos pide. Así nos recuerda el papa Francisco: «El discernimiento orante requiere partir de una disposición a escuchar: al Señor, a los demás a la realidad misma que siempre nos desafía de maneras nuevas. Solo quien está dispuesto a escuchar tiene la libertad para renunciar a su propio punto de vista parcial o insuficiente, a sus costumbres, a sus esquemas» (GE 172).

Para llevar a cabo este camino del rediseño en cada casa, contamos con algunos instrumentos que aparecen en nuestro Cuadro de Referencia de la Pastoral Juvenil, como son el Consejo de la Comunidad Educativo Pastoral y el Proyecto Educativo Pastoral Salesiano en el que confluyen todas las iniciativas que en el territorio se realizan desde los diversos ambientes para el bien de los jóvenes.

Al mismo tiempo, cada grupo de la Familia Salesiana, está llamado a no dejarse llevar por la inercia, la rutina o la costumbre y ser capaces de descubrir formas nuevas de responder a su razón de ser y a su origen carismático. La sociedad ha cambiado tanto desde que Don Bosco intuyó que una asociación de antiguos alumnos era una manera operativa de implicar a quienes llevaban consigo el recuerdo agradecido de la educación recibida en la casa de Don Bosco.

La finalidad y la esencia carismática no pueden cambiar, pero las formas concretas y los medios de llevarlas a cabo tienen que ser repensadas para que, en el hoy de cada casa, cada grupo de Familia Salesiana, pueda seguir realizando su aportación al proyecto común.

Para los salesianos cada presencia, en ocasiones compleja y numerosa, nunca puede dejar de ser una CASA. Esto es algo muy significativo. Otras congregaciones o instituciones pueden estar más centradas en los colegios o en determinadas estructuras. Pero nosotros tenemos CASAS y en las casas contamos con diferentes estructuras: colegios, parroquias, centros juveniles, plataformas sociales, deporte, la Familia Salesiana, los grupos, ambiente, teatro… que tienen que compartir momentos y confluir en una visión compartida.

Estamos viviendo un momento histórico en el que tenemos que poner unas bases sólidas para que cada una de nuestras casas tenga un futuro. El futuro no vendrá solo por una supervivencia económica o por una muy buena organización estructural. El futuro de nuestras casas depende de nuestra capacidad de ser fieles aquel proyecto que Dios suscitó en Don Bosco. Para ello es evidente que tenemos que acompañar a las personas en su crecimiento en identidad salesiana, para que conozcan ese tesoro y sean capaces de vivirlo de una forma más intensa.

Debemos desarrollar la capacidad de generar un liderazgo salesiano compartido con los seglares, con la Familia Salesiana, con ese grupo de personas que tienen esa simpatía hacia Don Bosco. Por supuesto, desde el realismo, porque somos conscientes de que en todo grupo humano tendremos personas que estén más o menos implicadas. Pero en nuestra capacidad de acompañar y potenciar la identidad salesiana como referencia de cada casa, estaremos construyendo su futuro. Un futuro que dependerá de las personas que la habitan.

Fernando García Sánchez

Inspector de Salesianos Santiago el Mayor

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